Tenemos dos posturas para tomar frente a los acontecimientos que nos suceden en la vida: Ser víctimas o protagonistas. Cada una tiene sus ventajas y contras. Te propongo repasar estos conceptos y reflexionar en definitiva sobre la Responsabilidad.

Responsabilidad

Tomense 2 minutos para pensar: ¿Qué es la Responsabilildad? Lo más probable es que asocien al término con el cumplir compromisos, con obedecer lo que se ordena o con la culpa.

Supongamos el siguiente ejemplo: Un niño de 2 años en el jardín de infantes, tira una piedra y rompe un vidrio. ¿Quién debe pagar el vidrio roto? Entre las opciones aparece el colegio, el docente a cargo, los padres del nene. Pero no pensamos en el nene como una posible respuesta, a pesar de parecer el culpable.

Proponemos entonces otra definición de responsabilidad: La responsabilidad es la habilidad o capacidad para responder (respons(H)abilidad) frente a los acontecimientos que vivimos. En el ejemplo del nene, los padres (o quizás el colegio) responden ante el acto del nene.

Cada situación en la vida nos ofrece la oportunidad de responder, y cómo respondemos determina cómo nos sentimos, ete aquí la clave: podemos elegir cómo responder.

Víctima o Protagonista

Una opción es responder como víctimas a las cosas que nos pasan. Frases como “no tengo tiempo“, “no puedo ir“, “me enoja“, “es imposible“, “no se puede“, “tengo que estudiar“, “no es mi culpa“, son claros ejemplos de esta postura, cuyo objetivo es la búsqueda de la inocencia. Yo no tengo la culpa de no tener tiempo, o de no poder ir, no se puede hacer esto o aquello. La responsabilidad no es mía, es de un tercero. En una postura culturalmente aceptada, muy común y que no permite el error.

Lo curioso de la postura víctima es que tampoco genera logros propios, dependo totalmente de los otros. Y esto es garantía de insatisfacción y frustración. El precio que pagamos por nuestra inocencia es nuestra impotencia.

Ahora, ¿qué pasaría si llevamos todas estas expresiones a una postura protagonista de lo que sucede? Transformar un “no tengo tiempo” por un “elijo hacer otras cosas antes que eso” (todos los seres humanos tenemos la misma cantidad de tiempo). Un “no puedo ir” por un “no quiero ir“. Un “me enoja” por un “elijo enojarme“. Un “es imposible” o un “no se puede” por un “no se como hacerlo“.
Con esta postura lo que estamos ganando es libertad. Libertad para por ejemplo elegir no enojarme, o aprender a hacer algo que ya no es imposible, sino que no se como se hace. Porque separándonos del problema, también nos separamos de las soluciones.

Desde muy chicos vamos adquiriendo la costumbre de la postura víctima. Cuando un niño se golpea con una mesa y el padre para detener el llanto dice cosas como “mesa mala, mesa mala“, también esta expresando que la culpa fue de la mesa y no del niño que se la llevó puesta. Y el no ser culpable tranquiliza al pequeño.

100% Responsable

La invitación es a reflexionar a que lo que ocurre afuera no induce a la acción, simplemente la influye. Y nosotros somos los que respondemos. El coaching ontológico propone que somos 100% responsables de todo lo que sucede. Esto nos lleva a aceptar las circunstancias, analizar con que herramientas contamos y dejar de buscar culpables para hacernos cargo, accionar y generar cambios. Aceptar no es estar de acuerdo sino enfocarnos en accionar para disolver la situación que nos inquieta y hacer algo diferente a lo que estamos haciendo.

Y ¿Cómo empiezo?

Un primer paso es cambiar la forma en que hablamos, escribimos y pensamos. Utilizar palabras que nos involucren y que no culpen a terceros, como los ejemplos anteriores. Revisá el email que acabas de escribir y cambiá estas expresiones por otras 100% responsables. Corregí lo que acabas de decir cuando te des cuenta que estas hablando como víctima y expresalo como protagonista. De esta forma de a poco, no solo vamos a estar cambiando la forma de expresarnos, sino también la forma de pensar la vida. ¿Te animás a probar este cambio?

Y para musicalizar la nota, les dejo un temazo de Charly: Víctima

Inspiración.

"Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana cada uno. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos las ideas, entonces ambos tendremos dos ideas"

Bernard Shaw